En julio del 2023 tuve la oportunidad de asistir a un evento organizado por el ILZ- Interdisziplinäres Lateinamerika Zentrum (Centro Interdisciplinario de Estudios Latinoamericanos), un organismo para las investigadoras y los investigadores de la Universidad de Bonn especializados en América Latina. La tercera edición de la escuela de verano, titulada “Nuevos feminismos en América Latina”, captó mi interés de inmediato al leer la ficha de postulación. Durante ese semestre, había tomado clases relacionadas con el feminismo y estudios de género en el máster de antropología que estoy cursando. Decidí postular y fui aceptada, junto con un grupo de aproximadamente 20 estudiantes de Latinoamérica y Europa, la mayoría de los cuales vinieron específicamente para esta ocasión. El workshop tuvo una duración de cinco días intensivos durante la tercera semana de julio, además de algunos otros online meetings antes y después de la actividad.






La programación de la escuela cubrió un sinnúmero de temáticas relacionadas con el feminismo, las cuales se dividieron en cuatro grupos: 1) Teorías feministas contemporáneas y delimitaciones de los movimientos vecinos; 2) Interseccionalidad; 3) Romper con los modos de dominación y su reproducción; 4) Nuevas producciones y representaciones culturales. Todos los participantes podían elegir su grupo de preferencia y yo, por supuesto, elegí el grupo cuatro, ya que, a pesar de no ser una experta en el tema, estoy familiarizada con las representaciones culturales y artísticas feministas. Así, el primer día de la escuela de verano contó con ponencias de profesores e investigadores cuyas áreas de investigación se centran en el feminismo. Una que me interesó especialmente fue la del Prof. Dr. Michael Schulz titulada “Historia de la filosofía femenina”. El Prof. Schulz, quien enseña filosofía y teología en la Universidad de Bonn, ofreció una interesante ponencia en la que recapituló la historia de mujeres que, a pesar de las restricciones de género, desafiaron los roles sociales de su época al escribir y publicar sus trabajos y sus observaciones. Entre las que yo conocía se encontraba Christine de Pizan (1364-ca.1431), humanista y poetiza de la edad media nacida en Venecia, pero criada en Francia. Ella es autora del célebre libro Le Livre de la Cité des Dames (El Libro de la Ciudad de las Mujeres), un libro considerado como precursor del feminismo moderno, pues se alzó como una respuesta a las críticas hacia las mujeres en aquella época y defendió sus capacidades en una sociedad completamente patriarcal. Christine de Pizan creía firmemente en que las mujeres gozaban de las mismas habilidades intelectuales que los hombres, por ende, abogaba por su acceso a la educación y fue mediante esta alegoría que describió una ciudad donde las mujeres eran honradas y respetadas.

Primera página del Livre de la Cité des Dames, 1405.
Biblioteca Nacional de Francia, Departamento de Manuscritos
© cliché BNF

El objetivo final de la escuela de verano cada año era la publicación de un compendio de artículos escritos por los participantes en torno a la temática principal. Cada grupo de trabajo contó con una investigadora a cargo de guiarnos en el proceso de bosquejar y desarrollar una propuesta para ser entregada a los editores. Mi inicial propuesta y posterior artículo giró en torno a la música en el contexto de las protestas feministas latinoamericanas. Para acotar el tema, elegí tres movimientos feministas que impactaron más allá de lo esperado. El primero fue el movimiento NiUnaMenos en Argentina, el segundo fue la performance “Un violador en tu camino” del colectivo chileno LASTESIS y el último fue la “Canción sin miedo” de Vivir Quintana en México. Las razones para esta selección se basaron, no solo en el alcance internacional de estos movimientos, sino que también en la diversidad de la música en los tres casos. El NiUnaMenos utilizó batucadas sencillas y cánticos simples, LASTESIS compusieron casi un himno de protesta y la “Canción sin Miedo” es ya una composición mucho más elaborada, con acompañamiento y armonías complejas. Terminé de escribir el artículo en noviembre del 2023 y, luego de su última edición, fue publicado en mayo de este año. En él hago un análisis mucho más completo sobre la música mencionada y además exploro en profundidad el rol de la música en estos movimientos latinoamericanos.
A pesar de ser un tema completamente nuevo para mí, mi falta de conocimiento no fue una barrera, ya que pude investigar lo suficiente como para desarrollar una pequeña tesis para mi artículo. Debido a mi doctorado, ya poseía un vasto conocimiento sobre la temática de música y protesta, pues durante mis primeros años en la Universidad de Colonia, pude asistir a varios cursos con el Prof. Federico Spinetti, un musicólogo especializado en el tema y quien ha sido además uno de los mejores profesores que he tenido en mi vida académica, no solo por su pasión por la enseñanza, sino también por su dedicación y deseo que cada estudiante desarrolle su potencial de la mejor manera. Spinetti nos dejaba incursionar en la temática que deseáramos, lo que resultaba que en clases lográbamos abarcar temas desde música clásica, música folclórica hasta pop o heavy metal. Es gracias a esto, que poseía ya una gran comprensión del diálogo entre la música y los movimientos sociales. Además, el workshop me proporcionó el contexto y marco teórico necesarios para preparar el artículo, además de una bibliografía más que apropiada.

Incursionar en el feminismo y sus muchas interseccionalidades despertó en mí una enorme curiosidad, sobre todo al escuchar las ponencias de mis otras colegas, que abarcaron temas como el feminismo y los pueblos indígenas o el feminismo en la literatura. Es en esta última área donde empezó mi incursión en el feminismo. La Enciclopedia Britannica define al feminismo como “the belief in social, economic, and political equality of the sexes” (la creencia en la igualdad social, económica y política de los sexos) y, al leer a autoras como Silvia Federici o Rita Segato, empecé a comprender que los problemas de género en las sociedades latinoamericanas comienzan por la naturalización de la violencia (Federici 20181; Segato 20182). Las perspectivas de Silvia Federici sobre la normalización de ciertas tareas y comportamientos femeninos con el propósito de disciplinar a las mujeres y las de Rita Segato sobre la legitimización de la violencia de género y la violación han marcado un punto de inflexión significativo en la forma de abordar el feminismo. Estas perspectivas no solo han enriquecido y ampliado nuestra comprensión de la lucha feminista, sino que también han aportado dimensiones críticas al explorar su interseccionalidad con la música en el marco del activismo feminista.

A pesar de que mi texto solo se enfocó en el feminismo en Latinoamérica, la música y el feminismo han estado presentes en todo el mundo a lo largo de los años. Hay que aclarar que la música feminista no tiene por qué solamente limitarse a la música de protesta. En la música mainstream, varias son las canciones que contienen temáticas feministas y que no han estado exentas de críticas y controversia. Hace poco, la cantante Miley Cyrus elevó la independencia y autosuficiencia de la mujer en su canción Flowers, la cual se transformó en un himno de libertad y empoderamiento para muchas mujeres alrededor del mundo e incluso tuvo un alcance transgeneracional. Al enfocarse en que las mujeres no necesitan a un hombre para estar completas, esta canción resultó ser un éxito comercial y terminó otorgándole a Cyrus su primer Grammy a la Mejor Canción del Año en 2024.
Pero no todo puede ser sobre la música de occidente. Varias artistas musulmanas también han incursionado en el feminismo en los últimos años. Esta nomenclatura es algo tal vez impensado para muchos, pero existen diversas cantantes de música popular que desafían sus roles de género, incluso en un ámbito tan definido como lo es en la religión musulmana. La cantante musulmana Mona Haydar, una rapera, cantante, poeta y activista siria-norteamericana, se hizo mundialmente conocida cuando su canción Hijabi (Wrap My Hijab) (Hijabi [Envuelve mi hijab]) se viralizó en el año 2017. Esta canción incluso fue incluida en la lista de las 20 mejores canciones de protestas de la revista de música Billboard aquel año. Cuando escuché esta canción y vi el video clip, me impactó muchísimo, pues nunca había visto a una rapera con hiyab y nunca me había puesto a mirar las cosas desde la perspectiva de una mujer musulmana que debe superar las muchas formas de discriminación por lleva un hijab en occidente. La lucha de las mujeres musulmanas es tal vez difícil de entender para las occidentales, sin embargo, debemos tener en cuenta que cada cultura y religión tienen sus propios afanes y contextos específicos que influyen en las dinámicas de género y los roles sociales. Las mujeres musulmanas a menudo enfrentan una compleja intersección de factores religiosos, culturales, sociales y políticos que moldean sus experiencias y desafíos diarios.
La mayoría de las mujeres musulmanas luchan por la igualdad de derechos dentro de sus comunidades, enfrentándose a interpretaciones conservadoras de la ley islámica que, en muchos de los casos, no son intrínsecas al Islam, sino que son el resultado de tradiciones y sistemas patriarcales que utilizan la religión para justificar la discriminación. Para las mujeres musulmanas que encuentran en su fe una fuente de fortaleza y empoderamiento, el Islam no es una barrera, sino una plataforma desde la cual abogan por sus derechos y su dignidad. Ejemplos de esto se pueden ver en activistas, académicas y líderes comunitarias que trabajan incansablemente por la justicia social y la equidad de género. En el ámbito musical, me parece que Mona Haydar ha trascendido muchas barreras al rapear en primer lugar, rapear con hiyab y añadir elementos de hip-hop en sus vídeos musicales, ya que hay que tener en cuenta que el rap y el hip-hop son dos géneros musicales que históricamente han sido atribuidos a los hombres. De todas maneras, no debemos olvidar que Mona Haydar reside en Estados unidos y que, por ende, tiene completa libertad de expresión a través de la música. Este es un privilegio que muchas mujeres musulmanas que residen en el Medio Oriente no tienen. Por lo tanto, es importante reconocer las diferentes realidades y contextos en los que se encuentran las mujeres musulmanas alrededor del mundo.
En conclusión, el feminismo y la música son una confluencia multilateral que permite el flujo de ideas y facilita el activismo en cualquier contexto. Contrario a lo que muchos piensan, el feminismo no siempre va asociado a la protesta callejera, sino a la resistencia, la cual puede tomar muchas formas dependiendo del entorno en el cual se desarrolle. Tal y como Christine de Pizan expuso en su libro hace más de medio milenio, todas las mujeres luchamos contra alguna forma de opresión ligada al menosprecio que conlleva el ser consideradas el “sexo débil”. Las mujeres occidentales, especialmente las latinoamericanas, luchan contra la violencia física desmedida, que tiene su punto culminante en el feminicidio, como expuse en mi artículo. Por otro lado, las mujeres musulmanas enfrentan el desafío de establecer sus derechos dentro de una vida religiosa que muchas veces se confunde con preferencias culturales, y que varía dependiendo del entorno. Por todo lo anterior, es crucial reconocer que el feminismo puede manifestarse de diversas formas, colores y sonidos, y es esencial respetar la lucha única de cada mujer. Cada contexto cultural y social aporta una perspectiva distinta a esta lucha, lo que enriquece el movimiento feminista global. Respetar y apoyar estas diversas manifestaciones de resistencia no solo fortalece la causa común, sino que también fomenta un entendimiento más profundo y una mayor solidaridad entre mujeres de diferentes partes del mundo.
- Federici, Silvia (2018). El patriarcado del salario. Criticas Feministas al Marxismo. Madrid: Traficantes de Sueños. ↩︎
- Segato, Rita Laura (2018). Contra-pedagogías de la crueldad. Buenos Aires: Prometeo Libros. ↩︎


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